Torrejón el Rubio: Historia y Arqueología

Este artículo explora de manera resumida la historia de Torrejón el Rubio, el origen del nombre, su rico pasado prehistórico y los descubrimientos arqueológicos que lo convierten en un lugar de gran interés histórico y cultural.

  • Orígenes y Toponimia: Exploración etimológica del nombre «Torrejón el Rubio» y su significado.
  • Patrimonio Arqueológico: Las pinturas rupestres, yacimientos prerromanos, estelas y la Villeta de la Burra.
  • Edad Media y Señoríos: Eventos durante la reconquista, la influencia de los señoríos y la familia Carvajal.
  • Siglos Modernos y Contemporáneos: El abandono de Monfragüe, la importancia del Puente del Cardenal y la resistencia guerrillera durante el franquismo.
  • Símbolos Municipales: Escudo y Bandera de Torrejón el Rubio.

Mucho se ha discutido sobre el nombre de Torrejón el Rubio, un municipio que, a través de su topónimo, nos permite conocer las interrelaciones entre el medio y sus gentes. El nombre de Torrejón el Rubio es un diminutivo de «torre», refiriéndose a un pequeño baluarte defensivo alrededor del cual se formó el pueblo tras la reconquista definitiva y el proceso de repoblación del territorio. El complemento «rubio» procede del latín «rubeus», aludiendo al color rojizo del terreno en la zona. Este origen etimológico refleja la importancia de las defensas y el paisaje en la formación de la comunidad.

La etapa prehistórica de Torrejón el Rubio es notable por el gran número de pinturas rupestres que se encuentran en las sierras de Monfragüe. Estas pinturas, situadas en las crestas cuarcíticas que recorren el Parque Nacional de Monfragüe de este a oeste, datan de hace más de 8000 años (Epipaleolítico) hasta hace unos 2800 años (Edad del Hierro). Entre los abrigos más destacados se encuentran la Cueva del Castillo, el abrigo del Peine y la cueva de los Murciélagos, todos ellos con importantes conjuntos de pinturas esquemáticas.

Los alrededores del Parque Nacional de Monfragüe están salpicados de yacimientos de la época prerromana. Destacan los restos de un castro vetón en Miravete y varios hallazgos en Malpartida de Plasencia. Además, en Torrejón el Rubio se han encontrado importantes estelas decoradas de la Edad del Bronce Final, que representan figuras estilizadas de guerreros y otros elementos de la vida de los antiguos habitantes.

En concreto se han localizado cinco estelas significativas, dos de las cuales están depositadas en la Oficina de Turismo y tres en el Museo Arqueológico Provincial de Cáceres. La primera estela, hallada en 1950 en la finca «El Oreganal», es de pizarra local y lleva grabados una lanza, una espada, una fíbula, un espejo, un arco y flecha, un escudo y un carro. Esta estela destaca por la representación de un carro tirado por dos bestias, un gran escudo redondo y un arco con flecha, todos ellos elementos característicos del Mediterráneo.

La segunda estela, descubierta junto a la primera, también es de pizarra y presenta una figura humana con tocado radial, un peine y una fíbula. Esta figura humana estilizada, posiblemente femenina, incluye un tocado y una diadema, junto con un peine y una fíbula, características del sur de la Península Ibérica. La tercera estela, hallada en 1954 en el «Huerto de la Cava», representa una figura humana junto con un escudo, una lanza y una espada. Esta estela es notable por su figura principal con un círculo estilizado a modo de cinturón y una lanza de hoja ancha.

Además de las tres estelas principales, otras dos estelas se encuentran en la Oficina de Turismo. Una de ellas es una estela-ídolo de grandes dimensiones, descubierta en el «Cerro Pelao» en 1980, que presenta representaciones humanas esquemáticas y símbolos de armas datados entre 1400-1200 a.C. Otra estela, hallada en 1981 junto al corral del Concejo, presenta una figura humana en mal estado de conservación, fechable hacia el 2200 a.C., y se clasifica dentro del grupo de las «diademadas».

Evolución y complejidad de las Estelas

El estudio detallado de estas estelas muestra el indigenismo inicial de estos monumentos en la zona más septentrional de Extremadura, incluyendo el sur de Salamanca y áreas limítrofes de Portugal. Las estelas femeninas y las de guerreros representan una evolución en la complejidad social a medida que se avanza hacia el sur. En la Sierra de Gata predominan las losas con representaciones básicas de escudos, espadas y lanzas, mientras que en la Sierra de Montánchez-Las Villuercas se incorporan objetos foráneos como fíbulas, espejos y peines.

Otro sitio de interés en Torrejón el Rubio es la Villeta de la Burra, un castro prerromano de la Edad del Hierro, situado en el margen del río Almonte. Este yacimiento arqueológico conserva restos de una muralla en talud y estructuras defensivas complejas, incluyendo bastiones y torres macizas. El castro tuvo su máximo desarrollo desde mediados del siglo IV a.C. hasta finales del siglo III a.C.

Características del Castro

El castro presenta una compleja red de defensas, con varias líneas de murallas reforzadas por bastiones y torres macizas de planta rectangular. Su superficie es amplia, abarcando casi 6 hectáreas, y conserva un sistema de fosos y murallas que lo hacían prácticamente inexpugnable. El tramo mejor conservado de la muralla, en la parte superior del poblado, alcanza hasta 4 metros de altura y entre 10 y 12 metros de longitud, con cuatro entradas al recinto fortificado.

Hallazgos Arqueológicos

Dentro del área amurallada se han encontrado restos de viviendas circulares, cerámica y piedras de molino. Una prospección arqueológica reveló un As de Tamusia, lo que sugiere que el castro estuvo habitado hasta el siglo I a.C. También se hallaron cerámica abundante y parte de un pie de un kylix griego importado, testimoniando el intercambio cultural de la época.

La proximidad del municipio a la histórica Vía de la Plata ha motivado la presencia de numerosos vestigios romanos, como calzadas, puentes, fuentes y lápidas. Entre estos, se destaca un bloque prismático de granito con la inscripción “Caius ALAETUS CORPOTI Filius Hic Situs Est”, indicando la necrópolis localizada en la finca San Rafael.

En el año 711, los árabes entraron en la península ibérica, y tras la caída de Mérida en 713, avanzaron sobre Torrejón el Rubio, donde construyeron un castillo en el siglo IX. Este castillo, con cinco torres y dos perímetros de murallas, sufrió múltiples restauraciones a lo largo de los siglos, especialmente durante la reconquista cristiana.

En la segunda mitad del siglo XII, la descomposición de la Marca Inferior permitió incursiones cristianas en la región. Fernando Rodríguez de Castro jugó un papel crucial en la conquista de plazas fuertes como Trujillo y Cáceres. En 1166, el castillo de Monfragüe fue tomado por el portugués Geraldo Sempavor y más tarde cedido a la Orden de Montegaudio.

Influencia Romana y Árabes

Con el avance musulmán de los ejércitos de Abu Yusuf Yacub al-Mansur tras la batalla de Alarcos en 1195, se consolidaron importantes plazas como Montánchez, Trujillo, Cáceres y Monfragüe, hasta la reconquista definitiva en 1233. La protección ofrecida por las órdenes militares y la repoblación en dirección noreste, en torno a los ríos Jerte y Tiétar, reflejan el empuje cristiano en la región.

La fortaleza de Monfragüe, tras diversas ocupaciones temporales, fue finalmente cedida a la Orden de Calatrava en 1221. La influencia musulmana en la región terminó definitivamente con la reconquista cristiana en el siglo XIII, liderada por Alfonso VIII y apoyada por órdenes militares como la de Calatrava y Santiago.

En tiempos del rey Sancho IV, el castillo de Torrejón el Rubio fue cedido a Pedro Sánchez de Grimaldo y posteriormente a los Bermúdez de Trejo, pasando finalmente al mayorazgo de los Vargas. La ciudad de Plasencia, fundada por el rey Alfonso VIII en 1186, sufrió recortes en su territorio debido a concesiones otorgadas a los señores como recompensa por su ayuda militar. A lo largo de la Baja Edad Media, los señoríos adquirieron gran poder, disminuyendo la influencia de Plasencia. En 1442, Torrejón el Rubio dependía de Pedro de Estúñiga, quien controlaba la ciudad y sus alrededores, recaudando diversos impuestos.

Hacia 1428, la aldea de Torrejón el Rubio pertenecía a Diego González Almaraz. Posteriormente, el rey Juan II nombró al Doctor Garci López de Carvajal como señor de Torrejón, marcando el inicio de un periodo significativo en la historia del municipio.

Los Carvajal y la Iglesia de San Miguel

Garci López de Carvajal, primer señor de Torrejón, destacó en la corte como asesor cercano del rey. Su hijo, Francisco de Carvajal y Trejo, segundo señor de Torrejón, ordenó la construcción de la iglesia de San Miguel hacia 1480. La «reducción de Plasencia» en 1488, en la que participaron 20 labradores de Torrejón el Rubio, fue un evento crucial en la historia local. Estos labradores abrieron el camino a 50 caballeros que ayudaron a mantener la fortaleza de Plasencia hasta la llegada del rey Fernando el Católico.

Garci López de Carvajal II, señor de Torrejón, jugó un papel importante como embajador en Portugal y fue uno de los negociadores del Tratado de Tordesillas en 1498. Su hermano, Bernardino de Carvajal, fue un destacado Cardenal en Roma y candidato a Papa. Francisco de Carvajal y Valderrábamos, IV señor de Torrejón, participó en diversas guerras contra la corona francesa y fundó una capellanía en la iglesia de San Miguel.

En la Edad Moderna, la influencia de los señores de Torrejón concluyó con el nombramiento de Francisco de Carvajal y Manrique de Luna como Conde de Torrejón en 1602. La aldea de Monfragüe fue abandonada durante el siglo XVIII, y sus habitantes se trasladaron a la aldea de las Corchuelas, donde contaron con unas duras condiciones de vida. Sus moradores pagaban altos tributos y no tenían tierras para arar, lo que les obligó a abandonar sus hogares.

Entre los siglos XVI y XVII, el Duque de Alba poseía vastos territorios en Extremadura, incluyendo Torrejón el Rubio. Los impuestos feudales, como la martiniega y el terrazgo, continuaron afectando a los habitantes, quienes también pagaban alcabalas. Entre los colonizadores y evangelizadores que partieron a América, destaca Alonso del Barco, fraile de la Compañía de Jesús, quien posiblemente nació en Torrejón el Rubio en 1576.

Guerras y Refundación del Municipio

El castillo y la aldea de Monfragüe durante la guerra de Sucesión y la guerra de Independencia quedaron destruidos en gran parte. En el siglo XIX, el primer paso significativo fue la refundación de la administración en 1834, fusionando Torrejón el Rubio con las Corchuelas y estableciendo un Ayuntamiento. Este cambio marcó el fin del señorío y la redistribución de las dehesas, aunque los vecinos de Torrejón el Rubio fueron perjudicados al no recibir tierras comunales.

El Puente del Cardenal, construido sobre el río Tajo en Extremadura, fue un punto crucial para viajeros entre Plasencia y Trujillo. Este paso estratégico propició un notable aumento del tráfico de personas y mercancías, convirtiéndose en un foco propicio para el bandolerismo. Para remediar esta situación, el rey Carlos III fundó Villarreal de San Carlos, situada entre el Puerto de la Serrana y el Puente del Cardenal.

Las sierras y cuevas de la región sirvieron como refugio para guerrilleros maquis tras la Guerra Civil Española. Estos combatientes republicanos resistieron al franquismo, siendo tratados como bandoleros por el régimen. Pedro José Marquino Monje, conocido como «El Francés», fue uno de los líderes guerrilleros más notorios, abatido en Peña Falcón en 1946. A su tumba se le colocó una placa con una inscripción que simboliza su lucha por la libertad.

El movimiento guerrillero en la zona de Torrejón el Rubio incluyó figuras como Santiago Luna «Tronchón», Pedro Sebastián «Madroño» y Timoteo Rodríguez «Jabato», además de «El Francés». La represión franquista fue brutal, con el teniente coronel Gómez Cantos ordenando ejecuciones sumarias de presuntos colaboradores. Los guerrilleros ocuparon aldeas, dieron mítines y resistieron durante varios años.

El escudo municipal de Torrejón el Rubio fue aprobado en 1985 y refleja su historia y tradiciones. Incluye una torre dorada, representando el origen del nombre «Torrejón», y una espiga de oro simbolizando el trigo, principal producto agrícola. La bordura menciona «Paz-Trabajo-Almonte-Tajo», destacando la armonía y laboriosidad de sus vecinos. La bandera, aprobada en 2000, es de color rojo, amarillo y verde, con el escudo en el centro.

Hoy en día, Torrejón el Rubio es un reflejo de su rica historia y patrimonio cultural. A través de sus vestigios arqueológicos y monumentos, este municipio nos invita a explorar y comprender mejor las dinámicas sociales y culturales que han dado forma a su identidad. Cada hallazgo, desde las pinturas rupestres pasando por las estelas decoradas, el baluarte defensivo, su papel en las guerras y resistencias, son testigos de eventos históricos significativos. Explorarlo es un viaje a través del tiempo.

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