Las pinturas rupestres de Monfragüe nos permiten viajar en el tiempo y conectar con el espíritu de nuestros antepasados. Descubre su magia ancestral.
Arte y misterio en el corazón de Extremadura
El Parque Nacional de Monfragüe es un refugio de biodiversidad y belleza natural que esconde un tesoro ancestral: las pinturas rupestres que adornan sus abrigos rocosos. Estas obras de arte prehistóricas, datadas en el Paleolítico Superior, nos transportan a un tiempo en el que los primeros habitantes de la región expresaban sus creencias y experiencias a través de la pintura.
Importancia y valor histórico de Monfragüe
Estas pinturas representan una de las expresiones artísticas más antiguas de la humanidad y tienen un valor incalculable para arqueólogos y antropólogos. Su preservación y estudio mantienen viva la historia y las tradiciones locales, reforzando su identidad cultural.
Monfragüe alberga 107 abrigos de arte rupestre, de los cuales 16 se encuentran en Torrejón el Rubio, incluido el más conocido y único visitable: el Abrigo del Castillo. Este conjunto fue incorporado al Itinerario Cultural Europeo Caminos del Arte Rupestre Prehistórico (CARP) en 2010, constituyendo uno de los núcleos más representativos e importantes de la Península Ibérica.

Descripción y técnicas de las pinturas rupestres
Estudios arqueológicos han revelado detalles fascinantes sobre las técnicas y materiales usados por los artistas prehistóricos. Las pinturas se realizaron con diversas herramientas como dedos, pequeñas ramas, pinceles de pelo o plumas.
Los pigmentos empleados eran naturales como el óxido de hierro, el óxido de manganeso o el carbón vegetal, y el yeso o caolín. Estos pigmentos, mezclados con grasa animal, daban color rojo, negro o blanco, a las representaciones.
Temas y motivos
Las pinturas en Monfragüe se clasifican en varios tipos: antropomorfas (formas humanas), zoomorfas (formas de animales) e ideomorfas (figuras esquemáticas como barras y puntos). Las más comunes incluyen escenas de caza, animales como ciervos y caballos, y figuras humanas estilizadas. Estos motivos no solo tienen un valor estético, sino que también reflejan las actividades cotidianas y las creencias rituales de las comunidades que los crearon con símbolos que aún hoy desafían nuestra comprensión.
Conservación del legado ancestral
La conservación de estas pinturas es un reto constante. Aunque los abrigos rocosos ofrecen protección natural, el paso del tiempo y los elementos han dejado su huella. Gracias a los esfuerzos de las autoridades locales y los expertos en arqueología, muchas de estas obras se han preservado en excelente estado. Es crucial que los visitantes respeten las normas para garantizar la conservación de este legado para futuras generaciones.
El Abrigo del Castillo de Monfragüe
Uno de los lugares más emblemáticos para admirar arte rupestre prehistórico es el Abrigo del Castillo de Monfragüe. Situado en una posición estratégica que domina el paisaje circundante, servía como refugio y lienzo para las expresiones artísticas de las primeras comunidades humanas. Es el único sitio de uso público en la zona donde se pueden contemplar estas pinturas rupestres.
Riqueza cultural y arqueológica
Los visitantes pueden admirar figuras del Epipaleolítico (8000-7000 a.C.), como un ciervo difuminado entre las pinturas antropomorfas. Las figuras superiores, más gruesas y de un rojo más apagado, datan del Neolítico, mientras que las más finas de la parte inferior pertenecen a la Edad del Bronce. La mayoría de estas pinturas corresponden al Arte Esquemático, surgido en el Neolítico, cuando la humanidad comenzó a domesticar animales y plantas, abandonando gradualmente la caza y la recolección.

Además de las pinturas, el abrigo contiene inscripciones de escritura tartésica de la Edad del Hierro, haciendo de Monfragüe un lugar de inestimable valor arqueológico.
Si deseas visitarlo, pincha aquí.
Otro sitio de relevancia donde se pueden visitar las pinturas es el Abrigo de Santa Catalina en Serradilla.
Centros de Interpretación de Arte Rupestre
Para conocer más sobre el arte rupestre y la cultura prehistórica de Monfragüe, visita el Centro de Interpretación de Arte Rupestre en Torrejón el Rubio. Este centro es ideal para complementar la visita al Abrigo del Castillo y también está incluido en el Itinerario Cultural de Caminos del Arte Rupestre Prehistórico (CARP).
El centro se compone de cuatro chozos temáticos: uno sobre las pinturas rupestres de Monfragüe y sus técnicas, otro sobre las viviendas del Neolítico, un tercero sobre la Edad del Bronce y las piedras estelas, y el último sobre el proceso de realización de las pinturas rupestres.

El Centro de Interpretación de Villareal de San Carlos ofrece exposiciones y materiales educativos que complementan la visita a los sitios rupestres. También es posible contratar guías locales que proporcionan información detallada y enriquecedora sobre las pinturas y el entorno natural.
Relación entre las pinturas rupestres y las piedras estelas
Las pinturas rupestres y las piedras estelas en Monfragüe comparten una conexión profunda como testimonios de la antigua ocupación humana y su interacción con el entorno natural. Ambas manifestaciones artísticas reflejan las creencias, rituales y la conexión con la naturaleza de las personas que vivieron en Monfragüe hace miles de años. Además, estos vestigios arqueológicos subrayan la importancia del arte y la simbología en la transmisión de conocimientos y tradiciones a lo largo del tiempo.
Piedras Estelas de Torrejón el Rubio
En Torrejón el Rubio se han encontrado cinco piedras estelas en un radio de apenas cuatro kilómetros, posicionando a nuestra localidad como un importante enclave arqueológico. Tres de estas estelas se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, y las otras dos en la Oficina de Turismo local. Actualmente, se pueden visitar réplicas de las cinco estelas en el Centro de Interpretación de Arte Rupestre de Monfragüe.

Origen y significado
Las piedras estelas de Torrejón el Rubio pertenecen al grupo de las Estelas del Suroeste. Existen tres teorías principales sobre su origen y significado: como monumentos funerarios de las élites, marcadores de caminos y territorios, o altares dedicados a divinidades guerreras.
Diversidad cronológica
Las estelas de Torrejón el Rubio abarcan diversas épocas. Las primeras, descubiertas en los años 50, se conservan en el Museo Provincial de Cáceres. El hallazgo y la concentración de estas piedras revelan a Torrejón el Rubio como un lugar de gran importancia estratégica en las rutas que conectaban las mesetas con el suroeste de la Península Ibérica, indicando una población significativa desde el III milenio a. C. La diferencia cronológica de más de 1400 años entre la primera y la última estela resalta la longevidad de este período y la continuidad cultural entre ellas.
Algunas de estas losas de piedra, pertenecientes a la etapa final de la Edad del Bronce, se hallaron en el denominado «Huerto de la Cava» que pudo ser el emplazamiento de alguna citania o poblado protohistórico.
Estelas destacadas: Torrejón IV y Torrejón V
En la Oficina de Turismo local se conservan dos estelas destacadas:
Torrejón el Rubio IV
En octubre de 1980, Laureano García Reyes realizó un hallazgo notable en el «cerro pelao» de Torrejón el Rubio. Allí, emergió una piedra grabada que presenta inscripciones de diversas épocas. En la primera fase, fechada alrededor del 1400-1350 a.C., se distingue un escudo en forma de V, una espada en la parte inferior y una lanza en la parte superior. Más adelante, entre 1325-1200 a.C., se añadió una figura humana decapitada, con una espada en el cinturón y un espejo. Esta pieza, elaborada en pizarra, mide 80 cm de altura, 76 cm de anchura y tiene un grosor de 10 cm.
Torrejón el Rubio V
Un año más tarde, en 1981, otra estela fue hallada entre los escombros cerca del Corral Concejo, en la Calle Traseras de la Iglesia. El descubrimiento, realizado por Jesús Sánchez y entregado al bibliotecario Isaac García, quien la depositó en el Ayuntamiento, resultó ser la estela más antigua de Torrejón el Rubio. Perteneciente al grupo de las Estelas Diademadas, esta piedra de pizarra, datada en torno al 2200 a.C., presenta un grabado simple: dos ojos, una nariz, un collar de tres semicírculos y una diadema de pequeños cuadrados en la cabeza. Las dimensiones de esta pieza son 51 cm de altura, 37 cm de anchura y un grosor de 16,5 cm.
Conectar con nuestras raíces
En definitiva, ambas propuestas son un testimonio del ingenio y la creatividad de nuestros antepasados, así como un legado cultural que nos invita a reflexionar sobre nuestra conexión con un entorno natural de extraordinaria belleza.
Visita las pinturas rupestres de Monfragüe y las piedras estelas de Torrejón el Rubio y sumérgete en su historia.